Inicio RandomRelatos Eróticos | Las historias más calientes |Relatos muy hot RELATO ERÓTICO: TÍRATELO, TÍRATELO (1ª Parte)

RELATO ERÓTICO: TÍRATELO, TÍRATELO (1ª Parte)

por Saciasexblog
relato-trio-tiratelo-blog-sexo-blog-sexualidad

RELATO ERÓTICO: «TÍRATELO, TÍRATELO» 1ª Parte

“Cinco minutos he tardado. Cinco. ¿Me estaban vigilando? A cincuenta metros de mi coche mal aparcado empiezo a correr, mientras, a su lado, como un parásito chupa sangre, está él, con su impoluto uniforme azul, creyéndose el Dios de la ciudad, y su libretita, claro. ¡Qué coraje!

Llego casi sin aliento, pensando un millón de improperios contra toda su familia.

 

– Perdone, solo han sido cinco minutos, en lo que he dejado un papel ahí, en esa tienda. Dije señalando la tienda de mascotas de mi amiga Katy.

– Lo siento, señorita, pero he escuchado esa escusa millones de veces y la señal es clara, no se puede dejar el coche en cualquier sitio. Si no le importa darme sus datos, procedo a proponerle para sanción.

– Está bien, aquí tiene mi DNI.

 

No es justo, encima de educado está como un cañón. Dios mío, si está así de bueno con esa mierda de uniforme que les dan, ¿cómo será cuando se pone una camiseta?

¿Pero qué demonios estoy pensando? ¿Este cabronazo de bonitos ojos y mejor culo me va a meter una multa y yo mirando ese perfecto cuerpo?”

                                               … … …

Y así empezó todo, amigos.

Una multa de 200 euros que pagué al día siguiente con una rabia en el cuerpo que ya se me había olvidado cuando, tres o cuatro días más tarde, me suena el teléfono, con uno de esos números largos propios de hospitales y demás centralitas.

Asustada, respondo al segundo tono.

– ¿Sí?

– Hola, ¿Señorita Arizmendi?- Se escuchó al otro lado del teléfono una voz ronca, como de locutor de radio trasnochado.

– Sí, soy yo, ¿Quién es?

– Soy Iñaki, encantado. Hace unos días le puse una multa por tener su vehículo mal estacionado, al lado de la tienda de mascotas de su amiga Katy, ¿recuerda?

 

Como para olvidarlo, pequeño cabronazo, con lo que me dolió soltar el dinero “pensé”

– Sí, lo recuerdo, pero ya la he abonado ¿Cuál es el problema?

–  No, no, ninguno. No le llamaba por la multa. Verá: esto que estoy haciendo no es muy profesional y puede acarrearme un problema, pero necesitaba hablar con usted. Sin dar más rodeos: me encantó. Es decir, estaba trabajando, pero a los dos segundos ya había decidido que tenía que llamarle para, por lo menos, invitarle a un café, si no es demasiado.

 

Por un momento os juro que pensé en ese programa de la radio en el que hacen bromas telefónicas, porque lo que estaba escuchando me parecía del todo inverosímil.

 

– No sé quién eres, ni de quién ha sido la idea de esta broma, pero ya me cabreé demasiado el otro día con la multa, como para recordármelo con las bromitas.

– No, no, Anne, te prometo que no es el caso, no se trata de ninguna broma. Para demostrártelo ahora voy a colgar el teléfono e inmediatamente te envío un whatsapp desde mi número privado.

 

No me dio ni tiempo a mandarle a freír espárragos. Me colgó y a los cinco segundos ahí estaba el bip bip de mi móvil avisándome de un mensaje nuevo. Efectivamente era un número que no tenía memorizado e inmediatamente, antes de responder, cotilleé la foto de perfil. Ostia!! Era él. Sí, sí, como os lo cuento. El del uniforme azul con la libretita en la mano. El que se creía el Dios de la ciudad, con esa chulería que les caracteriza.  Me puso únicamente: Hola, Anne, soy yo ¿ves? No es ninguna broma.

No quiero aburriros demasiado con la conversación porque estuvimos hablando durante todo el día, según nos lo permitían los respectivos trabajos. A lo largo de la conversación acordamos tomar una copa el fin de semana siguiente. Evidentemente no soy tonta, yo elegí el sitio: una discoteca a la que solía ir con mis amigas (os lo confieso: ellas estarían cerca, por si acaso).

Era viernes y me había pasado toda la tarde sacando ropa y más ropa del armario, hasta elegir el modelito adecuado. Tras varias fotos enviadas a mi grupo de amigas estaba decidido: me pondría mi camiseta lencera de tirantes (la negra, elección de Katy) con unos jeans pitillo azules (con un roto en la rodilla), botas cómodas de cuña y la chupa de cuero (imprescindible toque roquero). Para “peluquería y maquillaje” se había ofrecido Brenda, que es una máquina haciendo looks. A mí me parecía demasiado despliegue para una primera copa con alguien, pero mis amigas insistieron en que (y cito textualmente el comentario de Katy) “esa foto de perfil merece que seas un pivonazo esta noche”.

Pues bien, tras pasar por “vestuario y caracterización” estaba preparada para una noche de fiesta con mis amigas. Sí, lo sé, había quedado con el “Dios de la ciudad”, pero, sinceramente, iba con la mentalidad de que me iba a tomar una copa con él y ya. ¡Ilusa de mí!

Llegamos las tres juntas a la discoteca y, tras el whassapp de Iñaki nos separamos. Me decía que estaba en la barra, junto al grifo de cerveza. “¡No, no, no, que no sea de los que invitan a las chicas a cerveza, no la soporto!”

Me dirigí hacia allí y lo vi charlando animadamente con otros dos chicos. De primeras y de espaldas, sin la gorra ridícula y sin el uniforme, parecía un hombre normal. Si es verdad que tenía buen cuerpo y no, no me había equivocado en mi primera impresión, aún vestido con aquel espantoso uniforme.

 

– Buenas noches, señorita ¿ha aparcado bien?- me soltó el graciosillo riéndose.

– Hola, pues no empezamos muy bien, créeme. Pero la respuesta es sí, lo he dejado debidamente aparcado en mi garaje.

– Lo siento, era un poco para romper el hielo, no ha tenido gracia. Te invito a una copa, ¿qué te apetece?

 

No me preguntéis en qué momento, pero los otros dos chicos habían desaparecido y yo ni me había dado cuenta. Me fijé disimuladamente en su copa y no, no estaba tomando cerveza (menos mal). Antes de responder, fingiendo que estaba pensando mi consumición me fijé en su atuendo. Iba muy sexy el “ponemultas”: jeans negros pitillo, camiseta roja informal, llevaba unas nike negras preciosas (incluso me las compraría para mí) y una chupa de cuero negra (al menos algo teníamos en común, esperando que no la llevase por moda, sino por estilo).

 

– Me conformo con un mojito de fresa, gracias- respondí al final.

– Marchando, preciosa.

 

Se dirigió a la camarera, con la que parecía haber hecho muy buenas migas, y, en unos instantes yo tenía mi mojito en la mano.

Bailamos, reímos, me tomé otros dos mojitos más. La verdad es que me lo estaba pasando muy bien. Iñaki era divertido, bailaba bien (incluso me enseñó un par de pasos de no sé qué ritmo latino).

En un momento que nos sentamos un rato en los sofacitos para charlar revisé mi móvil. El grupo de amigas era una fiesta. A todas les había encantado sin haber hablado con él; las muy cabronas habían estado espiando toda la noche. “Tíratelo” y “nosotras ya nos vamos” fueron los dos últimos mensajes del grupo y ya había pasado media hora de eso.

No os voy a mentir, la verdad es que no sé exactamente si era el alcohol, Iñaki o lo bien que me lo estaba pasando, pero la temperatura de mi cuerpo empezó a subir y mis deseos ocultos (llevaba un par de meses a pan y agua) se encendieron al leer el mensaje de la cabrona de Brenda: “tíratelo”.

 Mi intención era despejarme un poco, así que le dije que iba a salir a fumar un cigarro y eso que no fumo (jaja). Necesitaba separarme de él un momento o me lanzaría a besarle y vete tú a saber qué más. “Tíratelo, tíratelo”. Evidentemente me salió mal la jugada porque él también quería salir un rato. Bien, he dado en el clavo. Pidió nuestras cazadoras a la camarera, en la que en ese momento me fijé un poquito más: rubia, tipazo, llevaba una camiseta blanca de tirantes, escote pronunciado y era muy agradable con Iñaki.  Salimos a la calle.

 

– Iñaki, no fumo, te lo he dicho para salir un rato

– No te preocupes, yo tampoco ¿ves? , somos tal para cual, dos mentirosillos que intentan huir de la tentación.

– Jajajaja, pues sí, es cierto.

 

Avanzamos calle abajo y nos sentamos en un banco cual adolescentes, charlando, contándonos conquistas, fracasos amorosos, fantasías sexuales… En ese momento  yo seguía con las palabras de Brenda en la cabeza. Me acerqué peligrosamente a él y le besé. No fue el típico beso de primera cita, de esas primeras citas de película romántica que sabes que termina en boda. Fue un beso húmedo, erótico, sensual. Fue (y en ese momento yo lo sabía) el preludio de algo sexual, salvaje.

La situación iba subiendo de tono. Me cogió en brazos y me sentó a horcajadas…

 

Segunda parte…

 

6 Comentarios

Jennifer 1 marzo, 2020 - 11:57 am

Me ha encantado!!! Quiero leer la 2 parte!!!

Responder
Miguel 1 marzo, 2020 - 12:05 pm

Me encanta !!pedazo de relato…!!todo imaginación e intriga esta escritora!!deseando leer la segunda parte…..espero un apasionado final

Responder
Oli 1 marzo, 2020 - 12:06 pm

Necesito la segunda parte pero yaaaaaaa….. esta demasiado bueno…

Responder
Daniel bustamante 1 marzo, 2020 - 1:00 pm

Me ha encantado.

Responder
JJMillon 1 marzo, 2020 - 2:02 pm

Buena pimienta para la vida. Enhorabuena por el relato y buen día!

Responder
Ana María 1 marzo, 2020 - 9:11 pm

La siguiente parte pero yaaaaaaaa….esta escritora es mágica hacer sentir e imaginar el relato 100 % !!! Sigue asi estamos pendientes!

Responder

Dejar un comentario

Responsable » Juan Jesús Navarro
Finalidad » gestionar los comentarios.
Legitimación » tu consentimiento.
Destinatarios » los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de loading que es la empresa que provee el servicio de alojamiento web a saciasexblog.com, dentro de la UE.
Derechos » podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.