RELATO ERÓTICO: Marta y Manuel (2ª parte)

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RELATO ERÓTICO: «MARTA Y MANUEL» (2ª parte)

Manuel abre la carta de Marta.

Hola mi amor.
Antes de contarte con más detalle mi aventura sexual, tengo que decirte que gracias por concederme mis más ocultos deseos, por no juzgarme, por confiar en mí. Gracias por la experiencia que he tenido.

Te cuento. Llegué al chalé de la dirección que me enviaron, junto con una ubicación y con un nombre y un código para entrar. Y también un correo con las normas del evento. Había una puerta metálica grande para los coches y justo al lado una puerta de peatones. Allí de pie había un hombre de unos 60 años, bien vestido y muy educado. Muy agradable.

– Buenas noches señorita.

– Buenas noches.

– ¿Me permite su nombre y su código?

Se lo di, lo llevaban un papel. Miró una libreta y se acercó a mí. Me dijo que todo estaba en regla y que él aparcaría mi coche para que yo entrara por la puerta peatonal.

– Entre y siga todo recto y llegará a la puerta principal. Cuando llegue, llame al timbre por favor.

Le di las gracias y entré. Llamé y abrió una mujer. Era la anfitriona. Se presentó y me acompañó al salón. Había unos sofás alrededor de unas mesas bajas sobre una alfombra. Había dos chicas y un hombre sentados hablando y tomando una copa.

Se me acercó un camarero, de unos 25 años, moreno, musculoso pero no demasiado. Me dio la bienvenida y preguntó si quería tomar algo. Y me tomé un gin tonic.

Diana, la anfitriona, me dijo que se iba a recibir a más gente, que pasara y disfrutara.

Una de las dos chicas se levantó y se acercó a mí. Me puse un poco nerviosa. Se llamaba Nuria. Se presentó y nos dimos dos besos. Era bastante alta, de pechos y caderas grandes, con la piel casi negra, pero con rasgos de la cara más europeos, nariz fina, labios finos… tenía el pelo largo y rizado. La verdad es que era muy guapa y voluptuosa. Muy atractiva, te hubiera gustado verla. Bueno, verla y más cosas, seguro.

Me invitó a sentarme con ellos.

La pareja, de unos 30 años, tenían pinta de rusos, polacos… del este de Europa. Ella era muy rubia, bajita, delgada, piel muy blanca, ojos verdes… una muñequita. Él era alto, delgado pero fuerte, rubio con pelo muy corto. No me pareció tan guapo.

Nuria hablaba a todos.

– Mirad, han llegado los últimos participantes de hoy.

Todos saludan con las manos y dicen buenas noches.

Había tres sofás, formando una U. En el del centro se sentó la última pareja que llegó. Se llamaban Juan y Nora. La chica era muy guapa. Morena, pelo corto, ojos azules… y buenas curvas. Y joven, no más de 30. El chico era algo mayor, unos 35. No era feo, pero no me llamaba mucho la atención. Si te digo la verdad, el más guapo, el camarero. Yo me senté con Nuria en el sofá derecho y los rusos en el izquierdo.

Llegó Diana y nos dio la bienvenida a todos y nos recordó las normas del evento.

Llamó al camarero, que vino y se colocó a su lado. Nos miró y dijo:

– Señoras y señores, cuando quieran.

Y se agachó y desabrochó el pantalón del camarero. Se lo bajo y sacó su miembro por encima de los calzoncillos. Y empezó a lamerlo. Poco a poco iba creciendo.

Nuria me hablaba.

– Joder, vaya pollón que tiene el muchacho. ¿Qué te parece?

– Sí, está bien dotado.

– Me encantaría chupársela.

Nuria se levantó el vestido y se quitó el tanga y los zapatos. Dejó su sexo al descubierto y empezó a tocarse. Me miraba y sonreía.

– ¿No te apetece tocarte?
– Uf, no sé.

– Se nota que es tu primera vez. No te preocupes, relájate, y si quieres yo te guío un poco.

– Sí, muchas gracias.

Nuria se bajó del sofá y se puso frente a mí. Me quitó los zapatos y los pantalones.
Volvió a sentarse.

– Tócate por encima, ve calentando. Mira la rusa y Nora se están tocando también. Y el ruso y Juan tienen la polla fuera. Menudo espectáculo. Oye, ¿me acaricias mientras miro cómo Diana se la come al chaval?

Reconozco que estaba bastante excitada. Y le dije que sí. Empecé a acariciarla. Ella se acercó y me dio un pico muy suave. En tres minutos nos estábamos masturbando mutuamente y jugando con nuestras lenguas en la boca de la otra. Entonces Juan se
acercó.

– Señoritas, ¡desean algo? ¿les puedo ayudar?

Yo me quedé super cortada. Me quedé muda, no sé por qué. Nuria se dio cuenta, y habló ella.

– Pues sí, mira, métemela un poco en la boca mientras ella, si quiere, me come el coño.

Joder cariño, estaba muy, muy excitada. Me bajé al suelo y empecé a meterle la lengua a Nuria. Le comía su clítoris y yo mientras no paraba de masturbarme.

Me dijo si se la chupaba a Juan junto con ella, pero le dije que no. No me apetecía méteme la polla de otro en la boca. No sé… si no es la tuya… en la boca no me apetecía.

Nuria se tumbó y Juan la penetró. Nuria se corrió y se puso en cuatro a mi lado. Las dos en el sofá con el culo hacia arriba. Nuria me preguntó si quería que me follara a mí primero. Le dije que sí y Juan me la metió poco a poco. La tenía muy dura y caliente. Iba subiendo el ritmo poco a poco. Nuria me besaba y me acaricia las tetas. Eran muchos estímulos a la vez. Me excitó mucho y me corrí. Juan después se la metió a Nuria y era yo la que mientras le chupa las tetas. Ella se volvió a correr.

Juan dijo que se quería correr y Nuria se sentó en el borde del sofá. Pusimos a Juan frente a ella. Yo me puse de pie detrás de él y lo masturbé hasta que se corrió sobre Nuria. Se corrió en su boca y sus pechos. Ella limpió con su lengua la polla de Juan, sin dejar un rastro de leche.

Durante todo este tiempo, el ruso estaba follándose a Nora, y Rosa estaba en cuatro en el suelo con la polla del camarero en el culo. Todo eso lo vi al darme la vuelta y sentarme en el sofá.

Nuria estaba a mi lado en el centro del sofá y Juan junto a ella. El camarero le daba por detrás a Diana que se masturbaba. Me acordé de como tú me lo haces por detrás y me excité mucho.

Nuria me decía:

– ¿Te gusta por detrás verdad?

– Sí, pero por ahí solo le dejo a mi marido.

– Te has vuelto a poner cachonda pensando en tu chico follándote el culito.

– Sí y estoy cachonda otra vez. ¿Me ayudas?

– Claro, será un placer.

Nuria se acercó y empezó a masturbarme mientras me besaba. En menos de cinco minutos hizo que me corriera otra vez. Descansamos un rato, hablamos y tomamos una copa. Nos vestimos y nos despedimos.

Pues ya ves, amor, ha sido una experiencia interesante pero creo que me gustaría más
repetirla contigo. Será mucho mejor.

Te quiero,

Marta.


Marta abre la carta de Manuel

Llegué a la puerta de un bloque de apartamentos. Bastante lujosos, pero sin pasarse. Lo pensé varias veces y… no subí. Ahora mismo no es algo que me apetezca hacer. Me fui a tomar algo con Jesús, y cuando me llamaste fui para casa. Te quiero. Seguro que has disfrutado tu fantasía y me alegro por eso.

Manuel.

1 comentarios

JAVIER LIZCANO L. 3 octubre, 2020 - 5:11 pm

Muy buenis relatos
Gracias

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