RELATO ERÓTICO: AROMA, el barco del sexo

por Saciasexblog
aroma-relato-erotico-blog-de-sexo-blog-de-sexualidad


RELATO ERÓTICO:
«AROMA»  El barco del sexo

Compuesto químico que circula por el aire. Nos vuelve locos, como si estuviésemos en celo.

Aroma dulce, aroma amargo, aroma a sexo, aroma salvaje, simplemente A R O M A…

¿Alguna vez has viajado en barco? Si la respuesta es afirmativa, ¿has viajado en un barco lleno de solteros y solteras? Ahí ya no sé qué respuestas habrá, pero bueno, nunca he viajado en barco y menos en uno lleno de solteros y solteras.

Mis amigos me han regalado un viaje por mi 30 cumpleaños, así que por más que odiara los barcos, tuve que aceptar el regalo y viajar. Pero quién iba a decir que además iba a estar lleno de solteras y solteros en celo, cachondos, y demasiado atractivos.

Pues bien, me subí al barco. Fíjate que nombre tenía el barco, Aroma, ya te puedes imaginar lo que iba a traer este viaje.

Mis amigos me vitoreaban mientras subía a bordo, partiéndose de risa y levantando pulgares como tontos.

Les enseñé el dedo del medio, y seguí subiendo sin mirarlos.

De momento toda la gente que estaba subiendo rondaban entre cuarenta y sesenta años, no te voy a mentir, había cada madurita que madre mía, pero, aun así, me estaba deprimiendo.

Mi camarote era una suite, tenía unas vistas espectaculares al mar, y una cama muy porno, me recordaba a la típica cama ochentera de los burdeles, roja y de cuero.

Me reí, estaba loco por embarcarme en este viaje.

Deshice la maleta, me esperaban 8 largos días al bordo de Aroma, o me lo pasaba bien, o iban a ser los 8 días más largos de mi vida.

No sabía hacia donde se dirigía el barco, en el billete ponía algo así como:

“Respira el aroma, déjate seducir…”

Aunque por cómo iban vestidos los camareros y demás personajes de a bordo, intuí que nos dirigíamos al Caribe.

Me dormí hasta la hora de la cena. Un camarero vino a buscarme y me llevó a una terraza donde pude disfrutar de una escena irreal.

La luna bañaba el barco, este parecía casi fantasmagórico. Ni que decir de la decoración de la terraza, sentía que estaba en una de esas islas paradisiacas.

Todos estaban absortos en la cena, algunos incluso han triunfado.

Podía ver como una mujer le metía la pierna por debajo de la mesa a su acompañante, un cuarentón de pelos grises, que se mataba en el gimnasio. No creas que se cortaban, le estaba haciendo una paja con sus uñas pintadas de rojo.

Casi me atraganto con un trozo de fruta de la pasión.

– ¿Se encuentra bien señor?

– Sí, todo bien, quizás para la próxima recuerde masticar.

Tosiendo como poseído trataba de calmar al pobre camarero.

Al ver que todo estaba bien, se alejó.

Madre mía, ¿pero en dónde me he metido?

Acabé mi cena y me dirigí hacia una de las saunas que había.

Todas estaban llenas de gente, algunos tratando de sudar más que lo que les hacía el vapor, estaban follando y bien a gusto, aunque tratasen de disimularlo como una pareja donde la chica le “acariciaba disimuladamente” bajo la toalla blanca.

Me reí, vaya par.

Seguí avanzando hasta encontrar una sauna que estaba libre, sin indicios de sexo, ni de pajeros, solo yo y el vapor.

Al ver que estaba solo, decidí quitarme la toalla y me senté en los bancos húmedos, dejándome llevar por el sofocante calor.

Al principio olía como a eucalipto, imagino que es para que la gente pueda respirar en todo ese bochorno.

Lo aspiré, sentí como me abría los pulmones, oh sí, eso sí que era vida.

Abrí las piernas, y me relajé por completo.

De repente el olor a eucalipto no se percibía, abrí los ojos y miré a mí alrededor, pero no vi nada, el vapor era demasiado denso. Tosí, y traté de alejar la espesa capa que me rodeaba, sentí como mi garganta se oprimía, necesitaba aire fresco.

Mientras hacía intentos de salvar mi vida, el vapor cambio, era como si se estuviese dispersando en torno a algo. Traté de vislumbrar algo, pero lo único que veía era vapor y más vapor.

El aire empezó a regularse, un fuerte aroma a canela con un tono cítrico predominaba el aire.

Joder, aquella sauna estaba estropeada.

Cuando decidí abandonar la sala, una figura se divisaba en medio del vapor.

Volví a sentarme y concentré mi vista en eso que aparecía delante de mis ojos.

Era una mujer.

Venía hacía mí, tirando su toalla a un lado y dejando al descubierto una maravilla para los sentidos.

Veía el sudor deslizarse por el valle de sus pechos, era un pequeño río que bajaba rápidamente.

relatos-eroticos-saciasex-mujer-pecho-agua

Seguí con la mirada su recorrido y vi cómo se quedaba atrapado en la pequeña selva que había entre sus piernas.

Subí la mirada, no quería parecer descarado.

Ella sonreía, se paró delante de mí y me cogió una mano.

Yo la miraba, era lo único que podía hacer puesto que mis sentidos estaban fuera de mi control.

Se llevó un dedo a la boca, y pude notar su cálido aliento, y sí era mucho más cálido que toda la atmósfera, no sé cómo era posible, pero sí.

Empezó a chuparlo, notaba su lengua rodear mi dedo y trazar círculos alrededor de mi pulgar.

Se lo sacó de la boca, bien empapado en su saliva y condujo mi mano hacía la delicia tropical.

Yo seguí con la mirada todo el movimiento, como si fuese un mero espectador que ha sido expulsado de su cuerpo.

La pequeña cavidad tenía vida propia. En cuanto acercó mis dedos, noté un espeso líquido pegajoso.

Con la ayuda de su otra mano abrió la cueva de las maravillas e introdujo mi dedo.

Vi como dejaba caer la cabeza mientras se penetraba con mi mano, un pequeño círculo de vapor salió de sus labios.

Lo deslizaba despacio, se estaba deleitando con esa sensación, yo veía como cada vez que sacaba el dedo, éste estaba impregnado de esa delicia suya, transparente que brillaba.

Yo bajé la vista hacia mi polla, estaba más que empalmado, pude ver como unas gotas perladas se mezclaban con el sudor y se deslizaban por el largo tronco.

Ella se mordió el labio al verlo, y me cogió la otra mano y me hizo rodear todo el grosor de mi polla. Empezó a subir y bajar, veía como mi pene se endurecía aún más, creo que ella era consciente de las sacudidas que estaba dando.

Pero esto no era todo, mientras me hacía una paja, no paraba de follarse con mis dedos, esta vez metió dos, jadeaba al igual que yo.

Aumentamos el ritmo, bueno aumentó el ritmo, puesto que era ella quien llevaba el control.

Sentí como mis piernas se ponían rígidas y pude sentir como su interior se comprimía, eso sólo podía significar una cosa, me iba a correr.

Llegó tan rápido, que tuve que dejar caer la cabeza y jadear fuertemente.

Ella gritó, y apretó mi mano entre sus piernas como si fuese su única ancla.

La miré, no sabía quién era, pero era tremendamente bella. Con cuidado saque mi mano de entre sus piernas y vi como una hilera brillante se deslizaba por sus muslos hasta sus rodillas.

Ella se inclinó hacia mí, pensé que me iba a besar, pero no, bajó la cabeza hasta situarse a la misma altura que mi mano sujetando mi pene.

Me quitó la mano, dejando al descubierto todo el pastel, toda mi esencia que cubría mis muslos.

Acercó su rostro a la punta de mi pene, y lamió todo mi ser.

Sentí que me mareaba, no sé si debido al calor o a la intensidad de las sensaciones.

Me llegó el olor a mar, salado, pero fresco.

Unas voces a lo lejos gritaban mi nombre, y sentí una presión en el pecho una y otra vez.

Abrí los ojos y ante mi vi al camarero que me atendió, unos médicos y gente del barco.

-¿Está usted bien?

Como desperezándome, abrí los ojos y miré al extraño individuo.

– ¿Qué ha pasado?

-Se quedó inconsciente, sufrió un golpe de calor.

-Pero…

Dejar un comentario

Responsable » Juan Jesús Navarro
Finalidad » gestionar los comentarios.
Legitimación » tu consentimiento.
Destinatarios » los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de loading que es la empresa que provee el servicio de alojamiento web a saciasexblog.com, dentro de la UE.
Derechos » podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.